¿Qué desafíos presenta la pospandemia para sostener el derecho a la universidad? Para reflexionar al respecto, entrevistamos a la Especialista en Educación Vanesa López, coordinadora del Área de Inclusión Estudiantil a los Estudios Superiores de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba.
¿QUÉ SIGNIFICA HOY LA UNIVERSIDAD COMO DERECHO COLECTIVO PARA NUESTRO SISTEMA UNIVERSITARIO?
Es una gran pregunta, en el sentido de que, tanto todos los niveles del sistema educativo como la sociedad en general, estamos atravesados por políticas de ajuste, desmantelamiento y cuestionamiento a la educación pública, y más allá de la postpandemia, es necesario repensarnos como institución de educación superior.
Yo soy docente en la Universidad Nacional de Córdoba. También soy investigadora, y coordino el Programa de Inclusión Estudiantil a los Estudios Superiores de la FFyH. Durante la pandemia, el eje de la discusión estuvo en cómo sostener, además de la continuidad pedagógica y la enseñanza, la permanencia y el acceso de los estudiantes a las carreras de grado. En la Facultad de Filosofía se hizo un gran esfuerzo por pensar modos alternativos de hacer comunidad universitaria y de sostener la continuidad pedagógica, al tiempo que se vieron afectados aspectos vinculados con la extensión y la llegada de la universidad a diferentes territorios. La investigación pudo sostenerse con mayor soltura, por decirlo de algún modo. Pero creo que en ese periodo se repensó y se puso como eje la enseñanza y se empezó a valorizar algo que solemos dar por hecho, que es que la educación superior en Argentina es gratuita, pública, y con acceso irrestricto. En ese contexto nos planteamos cómo sostener formas alternativas, pero en la postpandemia volvimos a cierta normalidad y dejamos de repensar estas alternativas que nos hacían llegar a nuestros estudiantes y a otros sectores sociales. Creo que hay que repensarlo, porque, en el caso de la UNC y de la Facultad en particular, venimos teniendo una gran disminución de matrícula de estudiantes, y una de las preguntas que inmediatamente surge es si las carreras son virtuales. Nosotros sostenemos la presencialidad. Hay una gran discusión también en torno a eso, una tensión en torno a si la virtualidad sí, o la virtualidad no, si democratiza o no democratiza. Me parece que es otra de las grandes preguntas que está tensionando hoy a la universidad como derecho colectivo. Trabajo en una facultad que es relativamente chica, no es masiva, pero estamos muy preocupados por la disminución de la matrícula y porque avanzan también formas de educación superior que se instalaron con fuerza en los 90, pero que aún continúan, como la educación superior privada, a la que solamente acceden algunos, pero en la que hay ofertas que son relativamente cortas y atractivas… paquetes, servicios de educación superior, que para algún sector de la juventud brindan ciertas posibilidades de cursar en menor tiempo. Esto de alguna manera afecta a la educación superior como un derecho colectivo y, sobre todo, a la posibilidad de profundizar cuestiones vinculadas con su democratización, con que cada vez una mayor cantidad de personas pueda acceder, permanecer y egresar.
La postpandemia tensiona la estructura tradicional de las cátedras, la organización de nuestras carreras, la modalidad o el vínculo pedagógico que se sostiene entre alumnxs y entre profesores y alumnxs, tensiona también en términos de lo que requerimos para aprobar y para poder cursar.
¿LO QUE USTEDES ESTÁN PERCIBIENDO ES QUE LXS ESTUDIANTES NO SE ANOTAN EN LA UNIVERSIDAD PÚBLICA O QUE DESERTAN DE LA PÚBLICA Y SE VAN A LA PRIVADA?
Es como si la oferta de la privada resultara un poco más “atractiva”, porque en general son carreras cortas, optan por la modalidad virtual y, por supuesto, en algunas privadas los niveles de exigencia son distintos. Nosotros tenemos una gran matricula. En la cohorte 2024, iniciaron la carrera el 30 por ciento de quienes se matricularon. Y hay una pregunta en quienes van a inscribirse e iniciar una carrera: ¿es virtual o no es virtual? La cantidad de años que supone la duración de una carrera también me parece que hoy es una cuestión a repensar, más que resolver. Me parece que hay una cuestión a repensar porque estas cuestiones están atravesadas por las condiciones materiales de vida, por las condiciones económicas, porque tenemos, en un gran porcentaje, alumnxs trabajadorxs. Córdoba, además, recibe estudiantes de distintos puntos del país y del interior de la provincia. Los costos de radicarse acá hoy en día son mayores y la posibilidad material de acceder es mucho más compleja. En la pandemia la posibilidad de estudiar en la universidad fue una opción porque las propuestas eran virtuales, pero se vio interrumpida en la postpandemia. Fuimos tensionados en términos de posibilitar la garantía de este derecho, aunque no realizamos un relevamiento para conocer si aquellos que inician y se van abandonan los estudios superiores o eligen otras carreras. Pero hemos realizado, este año, un estudio sobre lxs que se inscribían, un relevamiento de la ficha SIU-Guaraní para conocer las condiciones de los estudiantes, lxs ingresantes, para estudiar. Y una de las dimensiones que analizamos tenía que ver con la conectividad en sus hogares y, también, desde qué dispositivos estudiaban. Y con relación a ello entre el 60 y el 70 por ciento no contaba con conectividad en sus hogares y muchxs estudiaban desde sus celulares, lo que es un dato al pensar en la posibilidad de propuestas virtuales. Son aspectos, entre otros, que considero fundamentales para repensar nuestras propuestas de enseñanza.
¿EN QUÉ CONSISTE EL ÁREA DE INCLUSIÓN A LOS ESTUDIOS SUPERIORES?
El Área de Inclusión Estudiantil a los Estudios Superiores se creó hace dos años, y se ocupa del curso de ingreso pero, también, de otros programas como el PAMEG (Programa de Apoyo y Mejoramiento de la Enseñanza de Grado), porque en la facultad tenemos una larga trayectoria de implementar políticas que contribuyan al acceso y a la permanencia, con sistemas de tutorías, con la capacitación de ayudantes alumnos y adscriptos, y la generación de espacios de lectura y de escritura académica. El Área articula y coordina aquellas acciones que estaban diseminadas en las escuelas para pensarlas de manera integral. Centraliza todo lo que es el ingreso a la facultad, y la permanencia en los primeros años. Nosotros, en la Facultad de Filosofía, tenemos dieciséis carreras, entre profesorados, licenciaturas y tecnicaturas. Si bien el módulo disciplinar específico queda a cargo de cada una de las escuelas y departamentos, el ingreso cuenta también con dos módulos que son transversales, Ciudadanía Universitaria y Género. Luego tiene una línea, que comenzamos a desarrollar no hace tanto, que tiene que ver con la capacitación permanente a ayudantes alumnxs, adscriptxs y tutores. Siempre fueron figuras importantes para acompañar el proceso de cursada de lxs estudiantes, pero, sobre todo en la pandemia, tuvieron un rol fundamental en la mediación entre estudiantes y docentes, y también con las aulas virtuales. Pensamos junto a la Escuela de Ciencias de la Educación, una propuesta de formación permanente que es el seminario que estamos ahora desarrollando, que dura un cuatrimestre. Trabajamos cuestiones vinculadas con qué significa enseñar en la universidad, con el oficio de estudiante y con el rol de ayudante alumnx, de adscriptx, de tutorx, entre otras. También cuenta con contenidos vinculados con la enseñanza mediada por entornos virtuales. En resumen, se abordan aspectos que tienen que ver con las características del sistema educación superior, con la enseñanza, con el oficio de estudiante, con el acompañamiento de trayectorias académicas y con la enseñanza en entornos virtuales.
Este año al Área de Inclusión se incorporó otra subárea; la que se dedica al seguimiento de cohorte y relevamos datos en relación al rendimiento para ver qué pasa entre el ingreso y el egreso. Siempre sabemos cuántxs alumnxs se matriculan, cuántxs inician el primer año y cuántxs egresan, pero muchas veces nos quedan en el medio aquellxs que abandonan y que desertan y no tenemos información clara de las razones por las cuales abandonan. ¿Qué pasa con el rendimiento? Estamos trabajando con las cátedras y también con los docentes en reuniones puntuales sobre casos de estudiantes que tengan algún tipo de necesidad especial relacionada con la accesibilidad.
¿ESTE AÑO EN PARTICULAR PERCIBEN ALGO DIFERENTE, TANTO DESDE EL ACOMPAÑAMIENTO QUE PUEDE PLANTEAR LA UNIVERSIDAD EN ESTAS CONDICIONES COMO DESDE LAS PROPIAS CONDICIONES EN LAS QUE ESTÁN LLEGANDO LOS ESTUDIANTES?
Algo notable este año fue que abrimos la inscripción en febrero. Nunca lo hacemos. Nosotros matriculamos en diciembre para las carreras y luego no abrimos en febrero de nuevo la convocatoria a inscripción porque, en general, ya en diciembre se matriculan lxs estudiantes y después abrimos las carreras que cuentan con menor matricula, tales como Archivología o Bibliotecología. Este año abrimos todas las carreras en febrero. En general, se incrementó la matrícula, yo te diría en un 30%, en todas las carreras, pero, luego, quienes iniciaron fueron lxs de la matrícula histórica. Después indagamos qué pasó en ese punto, nos contactamos con algunxs de lxs estudiantes; y muchxs de ellos eligieron otras carreras. Se inscriben en dos o tres carreras a la vez y optan por una. En algunos casos, nos planteaban que la imposibilidad de continuar tenía que ver con no poder afrontar el pago del transporte para el Curso de Ingreso. En Córdoba contamos con el boleto estudiantil gratuito, pero durante el ingreso, que es en febrero, marzo, no está habilitado. Otra razón eran los horarios en los cuales dictamos las carreras en primer año. En general, salvo en una carrera, tenemos un solo turno y es por la tarde. En algunos casos es a partir de las 2 o 3 de la tarde. Para la gente que trabaja es un horario que no resulta accesible. Pero, básicamente, una de las grandes razones que salió, la que más se reiteraba, tenía que ver con afrontar los medios económicos para poder movilizarse, sobre todo en el ingreso. Cabe aclarar que en años anteriores tampoco contamos con el boleto estudiantil, recién se los están dando a partir de abril. O sea que hay un período de carencia que complica también la cursada. Nosotros tenemos una reglamentación, un régimen docente que establece que podemos tener un 30% de modalidad virtual. Pero eso no en todos los casos se cumple. Ahí hay cuestiones que hay que discutir con el colectivo de lxs docentes, en términos de qué hacer ante esta situación.
¿CÓMO SE HACE PRESENTE EN LA FACULTAD DE FILOSOFÍA EN EL TERRITORIO? ¿CÓMO LLEGA LA IDEA DE QUE LA UNIVERSIDAD ES UN CAMINO POSIBLE?
En muchos casos lxs estudiantes llegan por las carreras de ciclo de complementación curricular de la Escuela de Ciencias de la Educación. Muchxs ya son docentes de nivel primario o secundario, ese es un aspecto que es tradicional de Ciencias de la Educación. La Facultad de Filosofía cuenta con Profesorados en Historia, en Geografía, en Educación, en Filosofía, en Letras (Letras Modernas y Letras Clásicas) y hay actividades que hacemos desde la Secretaría de Extensión para dar a conocer las carreras, pero es una facultad que tiene presencia en la comunidad y, en muchos casos, la opción de estudiar acá tiene que ver con que otorga un título de profesorado universitario, a diferencia de los institutos superiores de formación docente. En el caso de otras carreras como Historia, por ejemplo, tenemos egresadxs recientes de escuelas secundarias o con un promedio de edad de entre 20 y 24 años, que es la segunda elección que hacen. Vienen de optar por otra carrera y deciden estudiar la licenciatura o el profesorado en alguna de estas que te mencioné.
Tenemos presencia en el territorio, sobre todo a través de la Secretaría de Extensión, que en articulación con el grado implementan prácticas sociocomunitarias. Son actividades que hacen las cátedras en relación a propuestas de intervención con estudiantes y docentes. Esa es una línea fuerte de trabajo y se acredita esa práctica sociocomunitaria, para quienes participan, como una actividad de grado. Se institucionaliza y se vincula la actividad de grado con la actividad de extensión. La facultad desde hace mucho tiempo, desarrolla y trabaja en el proceso de curricularización de la extensión.
Hay otra cuestión, y me voy a voy a ir un poquito del eje de tu pregunta. Nosotros aprobamos un régimen docente en el año 2018. Lo cambiamos después de 25 años. Digo “nosotros” porque yo estuve en otra área que es la Secretaria Académica. Ese régimen establece, por ejemplo, un periodo de seis meses o un cuatrimestre, en que lxs profesores, a contra cuatrimestre, pueden preparar un material de enseñanza específico para las cátedras y eso se acredita como parte de la tarea docente. Se está reconociendo una tarea que habitualmente hacemos, pero se la está reconociendo, por ejemplo, cuando alguien se presenta a evaluación de carrera docente. Las actividades de extensión también, las que tienen que ver con asesoramiento en torno a revisión de planes de estudio… Hay un abanico de actividades que en general lxs docentes, previo a la sanción de ese régimen, hacíamos por fuera o como una tarea más aparte de la actividad de grado y hoy se reconoce como parte de esa actividad de enseñanza.
Eso nos dio muy buenos resultados en la pandemia porque hicimos una convocatoria de produccion de materiales para la enseñanza y aquellas cátedras que los habían elaborado, cuando nos encontró la pandemia, ya contaban con un material específico que, además de estar de manera física, estaba digitalizado y se había pensado para ser comunicado y para ser repuesto en las aulas virtuales. Me parece que es importante, en términos de la permanencia, pensar materiales específicamente para la enseñanza de grado. Fue una experiencia acotada, porque no todas las cátedras la pudieron hacer. Implicó para la facultad un gran esfuerzo en términos de asesoramiento, de presupuesto, después fue una de las líneas que se discontinuó. Estamos intentando que se reponga.
Quería agregar algo más: la Facultad de Filosofía, creo que en los 2000, más o menos, previo a ello, teníamos a cargo todo lo que eran los programas de postitulación docente y fuimos pioneros en eso. Había una fuerte articulación con el sistema educativo. Había postítulos de, gestión directiva, investigación, en las áreas de Geografía, de Historia, de Letras. Eran postitulaciones que duraban dos años y se dictaban los sábados. Yo en ese momento era tutora de esos programas. La facultad convocaba a una multiplicidad de actores que no eran quienes habitualmente accedían durante la semana a las carreras de grado. Esa tarea duró un par de años hasta que se fue recortando, se fue desvaneciendo el vínculo con el Ministerio de Educación de la Provincia, y la actualización y la capacitación permanente pasaron a manos de la Provincia sin el actor que hasta ese momento habíamos sido nosotros como facultad y como universidad. Creo que fue una gran pérdida para ambos. Estamos tratando de retomar ese vínculo porque nos parece que suma como derecho colectivo, el tema con el que iniciamos esta conversación.