I. Introducción
En los últimos años, los debates sobre las articulaciones entre la oferta educativa –en los distintos niveles– y el mundo del trabajo ocuparon un lugar central. Desde el campo de las investigaciones sociales se abordan distintas problemáticas sociales: las trayectorias laborales de estudiantes en el mundo del trabajo; la configuración de dispositivos de apoyo a la inserción laboral y a la vinculación con el mercado laboral; la relación entre las demandas laborales y la definición de políticas curriculares; los impactos de las múltiples dimensiones de la desigualdad social en las instituciones educativas y su relación con la segmentación del mercado de trabajo; la vinculación entre la agenda de ciencia y tecnología y la preocupación por el desarrollo social y productivo. A su vez, estas problemáticas se encuentran presentes en la agenda de discusión internacional sobre el desarrollo de políticas públicas tendientes a la articulación, es decir, al despliegue de esfuerzos estatales en la construcción de estrategias y mecanismos de vinculación del sistema educativo con la estructura productiva y las necesidades del mercado de trabajo.
Al interior de las investigaciones y en la construcción de agendas de política educativa es posible dar cuenta de distintos enfoques y miradas sobre la relación, compleja y problemática, entre educación y el trabajo. En una investigación realizada en el marco del IEC-CONADU durante los años 2022 y 2023, hemos reconstruido las narrativas y los usos de significantes de dos lecturas que pueden ser consideradas como posiciones antagónicas: las críticas y las vinculadas a la perspectiva neoclásica (IEC-CONADU, 2023). A grandes rasgos, encontramos que las relaciones entre educación, universidad y trabajo son debatidas desde distintos enfoques que proponen resoluciones y lecturas diferentes en torno a:
- La relación entre conocimiento, tecnologías y creación de empleo.
- La articulación entre la definición de políticas curriculares al interior del sistema universitario y las demandas de mayor pertinencia y adaptación a los cambios del mercado laboral.
- El lugar de la enseñanza técnico-profesional y las demandas de mayor flexibilización de carreras de grado.
- La instauración de mecanismos de certificación flexible o de microcredenciales.
Partiendo de este debate, en este artículo nos proponemos dar cuenta de los resultados de una investigación en curso, iniciada en el año 2023. El objetivo de la misma es estudiar las políticas institucionales, las articulaciones y los discursos que se configuran y despliegan desde las universidades nacionales de gestión estatal. Esto se enmarca en la siguiente pregunta que funciona como propósito de intervención: ¿cómo la universidad participa (y podría potenciar su participación) en la discusión sobre la formación en un modelo productivo caracterizado por la heterogeneidad estructural?
El texto que continúa se estructura en dos partes. En la primera, desarrollamos breves referencias sobre el proyecto de investigación a fin de dar a conocer la línea de indagación en curso. En la segunda parte, abordamos un conjunto de narrativas de funcionarios en torno a la discusión sobre ciencia, universidad y desarrollo.
II. Sobre el proyecto de investigación
La investigación que desde el IEC-CONADU nos encontramos desarrollando tiene como objetivo general analizar el vínculo entre universidad, desarrollo y sistema productivo a partir de: las políticas institucionales –prestando especial atención a las estrategias desarrolladas por las universidades de gestión estatal–, las articulaciones –que permitirán abordar los vínculos entre distintos actores intersectoriales y las escalas de la política pública– y los entramados discursivos –en donde se hará foco en las representaciones y las formas de nombrar la relación educación universitaria y trabajo–.
En términos metodológicos, se sigue un enfoque cualitativo a partir del uso de dos herramientas de construcción de datos: las entrevistas en profundidad y la documentación de fuentes secundarias (Marradi, Archenti y Piovani, 2010). El trabajo de campo y el desarrollo de las estrategias de construcción de datos harán foco en dos escalas. En primer lugar, la escala macro de la política pública y del gobierno del sistema universitario. En segundo lugar, la escala intermedia o meso, enfocada en las instituciones universitarias y, especialmente, en los espacios de gobierno como los rectorados.
El análisis de las articulaciones y desarrollo de políticas institucionales en sus distintas escalas implicó tomar la decisión de realizar la investigación en dos etapas, la primera de las cuales estuvo centrada en el trabajo de campo con funcionarios a cargo de organismos nacionales de gobierno del sistema educativo y de ciencia y tecnología. Este artículo, entonces, recaba un análisis de distintos documentos oficiales, especialmente el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030,y doce entrevistas en profundidad realizadas durante el año 2023 en el Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET) y en el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación [1].
III. Universidad, ciencia y mundo del trabajo. Dimensiones y articulaciones posibles
En esta sección nos centraremos en las narrativas y discursos de funcionarios/as para reconocer las distintas dimensiones que se ponen en juego al momento de pensar las relaciones entre universidad, ciencia y mundo del trabajo. A partir del trabajo de análisis de entrevistas en profundidad, identificamos dos grandes discusiones: la primera, asociada a la relación entre conocimiento y modelo de desarrollo y, la segunda, vinculada a lecturas sobre universidad y trabajo. Ambas representan agendas de investigación de larga data y, en esta oportunidad, serán presentadas con el objetivo de poner el eje en las articulaciones con el mundo del trabajo.
III.a. Primera discusión: La relación entre conocimiento, sistema de ciencia y técnica y desarrollo
No son nuevas las lecturas sobre el vínculo entre desarrollo y conocimiento. El desarrollismo de los años 50 y la teoría del capital humano revitalizada durante la década del 90, con sus grandes diferencias, pusieron el foco en la relación entre conocimiento y desarrollo económico. Tampoco se podría decir que, en términos narrativos, sea un elemento novedoso del período de gestión que hemos abordado en esta investigación (Liaudat, Carbel y Bilmes, 2021).
El argumento centrado en la idea de un “nuevo contrato” entre lo científico y la sociedad es identificado en los/as funcionarios/as que estuvieron a cargo de la gestión del MINCyT durante el gobierno del Frente de Todos (2019-2023). Encontramos una fuerte presencia en los discursos de la necesidad de fortalecer la relación entre Estado, desarrollo y conocimiento. Reconociendo las fortalezas del sistema científico y de la universidad como un actor heterogéneo, capaz de articular múltiples demandas y responsabilidades, se planteaba en las narrativas la centralidad de desarrollar políticas públicas e instrumentos de gobierno que traccionen el debate por la heterogeneidad estructural y la necesidad de creación de empleo.
En esta discusión macro, la reflexión sobre el saber tuvo centralidad. Es interesante pensar que, en diálogo con discusiones propias de otras modalidades del sistema educativo como la enseñanza y la formación técnico-profesional, se puso en juego una mirada del saber desde una perspectiva multiactoral. Es decir, un saber que no es exclusivo de la actividad científica, sino una dimensión presente en otros espacios sociales, como los laborales. El reconocimiento del saber en otros espacios sociales, especialmente aquellos vinculados a la esfera del trabajo, permite traer a otro actor clave en el sector: las universidades (Panaia y Simone, 2013). En las distintas entrevistas, las discusiones sobre el rol del sistema universitario se vinculaban a la transformación de la matriz productiva, entendiendo a esto último como un proyecto capaz de generar un viraje del modelo primarizante a otro de tipo industrializante.
Encontramos dos ideas fuerza: saber y universidad. Surge, entonces, la pregunta que muchas veces es argumento de crítica en torno a la idea de “alejamiento” del sistema universitario de las demandas laborales: ¿cómo construir propuestas de formación cercanas al mundo del trabajo? En esta discusión, presente desde muchos años en otros niveles del sistema educativo, los/as funcionarios/as acordaron la necesidad de una formación vinculada a las demandas sectoriales, pero considerando una de las críticas que se realiza a las posturas neoclásicas: el “ajuste mecánico” entre oferta educativa y requerimientos de la demanda laboral.
A las dos ya mencionadas, es necesario agregar otra idea fuerza para comprender el desafío que, en términos de política pública, se plantea como “la necesaria transformación de la matriz productiva”: el desarrollo territorial. Un referente de la educación técnico-profesional sostenía al respecto:
La demanda inmediata es una parte, pero vos después tenés que atender otras cuestiones que supuestamente no tienen esa demanda tan inmediata del mundo del trabajo. Hay un aspecto más social. Hay un aspecto más de prospectiva que también tenés que considerar porque hoy [tal vez es relevante la] biotecnología, quizás mañana también, pero pasado mañana no. Entonces, ahí hay una cosa a tener en cuenta: esta relación entre educación y demanda de algunos trabajos no tiene que ser unívoca. No es que tiene que ser: ‘ah, listo… biotecnología, damos biotecnología y le metemos a eso’. O sea, ahí tiene que ser un poco más sofisticada la oferta, no que sea una sumisión directa a la demanda actual, porque eso es actual, porque las empresas del sector productivo tienen necesidades que están atravesando hoy o quizás a tres años, pero no se está pensando en una estrategia más de desarrollo territorial a diez años, que es para mí justamente el lugar de la universidad, tener una estrategia a largo plazo de desarrollo territorial (…) Hay que pensar ahí en prospectiva territorial, el desarrollo territorial, o sea, no solamente el mundo del trabajo. (Funcionario A INET, 2023).
Este dilema en torno a la articulación entre curricularización y trabajo, presentado bajo la idea de ajuste o sumisión a la demanda, se articula con una problemática que enmarca parte de las políticas del MINCyT durante el período de estudio, específicamente de los fondos que integran la AGENCIA I+D+I: la velocidad de los cambios tecnológicos y la profundización de la segmentación desigual del mercado de trabajo:
Hay una novedad que es la reconfiguración en Argentina de la microeconomía, que se va a reconfigurando más rápido que la macro. La micro se está reconfigurando porque tenés Vaca Muerta, el litio, el hidrógeno, nuevas fuentes de energía, se van reconfigurando por el rol que tiene la producción de proteínas animales. Entonces, se va reconfigurando por resultados de la ciencia, como la aplicación de la biotecnología, la nano y la fintech que va a reconfigurar el negocio bancario. Toda esa reconfiguración de la matriz micro de Argentina genera una tensión nueva con el sistema universitario y científico porque hay una oportunidad que antes no estaba porque toda esta reconfiguración tiene un motor común que es la innovación y el conocimiento. (Funcionario B MINCyT, 2023)
En este dilema, producto de la relación del mundo productivo con la tecnología, nos interesa destacar que en la discusión sobre el rol del Estado en la promoción de articulaciones y motor del proyecto de transformación de la matriz productiva se ponen en juego dos engranajes centrales del sistema universitario y de ciencia y técnica. Específicamente, la universidad entendida como un actor con capacidad para propiciar y profundizar la articulación con otros y un sistema científico con producción de ciencia básica, vinculada a la resolución de problemas sociales y económicos.
De esta manera, lo tecnológico y su vinculación con los sectores de la estructura productiva constituyó una preocupación en un doble sentido. En primer lugar, la necesidad de construir capacidades para desarrollar tecnologías que contribuyan a mejorar la productividad de los sectores más dinámicos de la economía. En segundo lugar, la importancia de promover, desde la política pública, vinculaciones con sectores que no presentan el mismo dinamismo, pero que pueden alcanzar mayores niveles de productividad a partir de la articulación con el conocimiento y la política de ciencia y técnica.
En esta sección, analizamos las formas en que se plantea la relación entre desarrollo y conocimiento. Si bien no es nueva la presencia de estos significantes en el discurso estatal y las investigaciones académicas, surgió de manera significativa una fuerte apelación a la idea de articulaciones como un objetivo transversal del sector de ciencia y técnica. En ese desafío, la universidad constituye un actor que es presentado a partir de su heterogeneidad y con un gran potencial para desarrollar articulaciones con distintos actores debido a su fuerte despliegue territorial. A continuación, profundizaremos en distintas dimensiones para pensar los diálogos entre universidad y mundo del trabajo a partir de la agenda de ciencia y técnica.
III.b. Segunda discusión: Lecturas sobre educación, universidad y trabajo
En el debate público[2] se presentan un conjunto de críticas al sistema universitario orientadas a establecer una mayor cercanía con el mercado laboral a partir de su propuesta formativa y la curricularización de las necesidades de la demanda laboral. Ahora bien, las teorías de la segmentación y de la configuración desigual de las cadenas de valor (Toledo y Neffa, 2008; Fernández Massi, 2015) permiten comprender que lo que se suele presentar como la necesidad de formación laboral adquiere una complejidad mayor, vinculada al segmento en el que se haga foco. Entonces, la pregunta que surge es: ¿cómo incorporar las articulaciones con el mundo del trabajo en una estructura productiva caracterizada por su heterogeneidad?
Entonces, la heterogeneidad estructural del mercado de trabajo, en donde conviven segmentos con desigualdades en el acceso a la tecnología, la productividad y la calidad del empleo, constituye un aspecto central en los desafíos de lograr una mayor articulación entre el sistema universitario y el mundo del trabajo. Nos preguntamos, en las distintas entrevistas, cuál es el rol de la universidad frente a una situación caracterizada por la ruptura de la relación lineal o de la equivalencia entre educación y trabajo, de las transiciones entre educación superior y trabajo, y del valor y usos de las credenciales.
Hoy podés tener graduados que no necesariamente tengan mejores empleos y el mundo del trabajo en Argentina, como en muchos lados, está adoptando una forma preocupante, que es la forma propia de un reloj de arena: con una base muy amplia, una cintura muy finita, que es ese empleo de operarios técnicos intermedios, empleo de toda la vida, y una cúpula más pequeña que la base, pero que existe, que son los que se mueven ágilmente, cambian de trabajo y ponen sus condiciones, trabajan para la Argentina y para el mundo. Entonces la polarización en el mundo del trabajo es enorme, donde la tecnología regula y marca. (Funcionario B MINCyT, 2023)
Siguiendo el argumento, consideramos necesario profundizar la siguiente discusión: la resolución de demandas de formación laboral específica vía oferta del sistema educativo público. En diálogo con la idea de sumisión directa a la demanda aparece una lectura del rol crítico y productivo que tiene que tener la universidad en relación al impulso del desarrollo. En este sentido, se refuerza una distinción entre formación para el trabajo y formación para la demanda, siendo esta última una manera de nombrar las traducciones automáticas vía currículas universitarias. Para ello, retomamos los planteos sobre el tema a partir de una entrevista a un referente de la educación técnica y profesional.
Nosotros formamos para el trabajo, no formamos para la demanda laboral. En una confusión primaria entre lo que es formar para el trabajo y lo que es la demanda laboral, de la que no están exentas las universidades (…) Se forma para un modelo que supone condiciones de trabajo; entre los componentes de la composición del trabajo, tenés la demanda laboral. La discusión sobre la demanda laboral y las respuestas que el sistema educativo no da a la demanda laboral es el latiguillo preferido de quienes critican parte del sistema educativo. Esto siempre fue imposible, pero hoy es impensado. Hoy la tensión que tenés a partir de los años noventa en adelante es una tensión ligada [a] ciclos de maduración tecnológica muy cortos, cada vez más cortos, que te cambian los modos productivos. No es innovación sobre un método, sino que te los cambian, en algunos casos radicalmente, en otros casos no radicalmente. (Funcionario C INET, 2023)
Las transformaciones de los procesos productivos, principalmente luego de los cambios del capitalismo a partir de la crisis de 1973, complejizaron las discusiones sobre la articulación entre educación y trabajo, también en la universidad (Castel, 2008, 2009; Riquelme, 2006; Jacinto, 2010). Ahora bien, estas transformaciones, principalmente ligadas a la profundización de la heterogeneidad estructural, constituyen un argumento que es central, pero que no obtura la discusión sobre la necesaria articulación entre universidad y mundo del trabajo. De esta forma, las lecturas de parte de los funcionarios radicaban en pensar esta articulación en el marco de la discusión más general sobre desarrollo y prospectiva: pensar el lugar del Estado en la configuración de la política pública y la universidad como un actor clave en el procesamiento de demandas socioterritoriales.
En este proyecto y en la forma de posicionar a la universidad en una lectura más amplia, se retoma una discusión clásica de la historiografía educativa: las disputas por la jerarquización y los prestigios de saberes y el lugar, muchas veces subordinado, de la educación ligada al mundo del trabajo (Plotkin, 1993; Dussel y Pineau, 1995; Puiggrós, 2006).
Frente a los planteos abordados en estas dos páginas, recuperamos el interrogante planteado en la introducción: ¿cómo la universidad participa en la discusión sobre la formación en un modelo productivo caracterizado por la heterogeneidad estructural? Teniendo como marco este interrogante, avanzaremos sobre una aproximación a las lecturas sobre universidad y sistema educativo.
La universidad es entendida y nombrada por las personas entrevistadas como un actor con fuerte inserción territorial, lo que le permite ser un espacio institucional capaz de procesar demandas. En segundo lugar, apareció una concepción donde la universidad adquiere mayor agencia no solo como procesadora de demandas sino también como un actor capaz de impulsar y llevar a cabo políticas de Estado, entre ellas las del sistema científico (Versino, 2021).
Acá hay uno de los resortes cuando pensamos que tiene que haber un trabajo más estrecho entre la Universidad y el sistema científico. En estos años hemos desplegado mucho la agenda de diálogo y trabajo con la Universidad. Llevamos 37 programas de fortalecimiento de la investigación en universidades nacionales, sabemos que 9 de cada 10 investigadores del CONICET trabajan en su día a día en las universidades, que los becarios existen porque existen carreras universitarias y creemos que la universidad en Argentina cumple un rol que va más allá de la formación de nuevos profesionales, sino que tiene un triple rol: un rol de transferencia, un rol de extensión, un rol de investigación. Pero, todo eso se sintetizó en la idea de que son actores de la transformación en el territorio. La universidad es una de las caras del Estado, quizás la cara que ofrece las mayores oportunidades de ascenso social, de transformación de las vidas de a quienes podemos llegar con las políticas públicas (Funcionario D MINCyT, 2023)
En las narrativas, se hicieron presentes lecturas críticas hacia las capacidades endógenas del sistema universitario de problematizarse a sí mismo y, en esa dirección, se introdujeron diferenciaciones ligadas a la heterogeneidad de la educación superior universitaria, especialmente entre “las tradicionales”, “las del Interior” y “las de reciente creación”. Esta distinción da cuenta no solo de las asimetrías estructurales del sistema universitario, tanto interregionales como intrarregionales, sino también de una discusión clásica y persistente sobre la función de la universidad (Chiroleu, 2013; Rovelli, 2018).
Las universidades, sobre todo en el territorio, en el Interior, surgieron para resolver ciertas necesidades sociales, pero, por otro lado, la universidad también tiene que ser el espacio de formación y el espacio de formación crítica, el espacio de formación de lo nuevo, de la vanguardia. Por lo tanto, no puede estar en el hacer permanente porque, si no, no hace algo nuevo, entonces se nos difumina la diferencia entre el conocimiento científico y tecnológico nuevo [y] un conocimiento profesional y muy preparado que resuelve ciertos temas. Es decir, es toda una discusión: la universidad tiene que salir a hacer lo que otros profesionales ya pueden hacer con su formación (sean empresas o sean sectores de los gobiernos provinciales o de los gobiernos nacionales) o tiene que hacer algo distinto (…) En la medida en que las universidades puedan tener cada vez más dedicaciones y dedicaciones exclusivas, toda esa articulación del mundo de la investigación con la sociedad se va a agilizar, se va a mejorar enormemente. El problema es, bueno, cuántas universidades [pueden hacerlo], sobre todas las grandes, que tienen muy pocas dedicaciones exclusivas en comparación con el volumen de docentes que tienen. (Funcionaria E MINCyT, 2023).
La idea de sinergia tomó centralidad en las distintas conversaciones: ¿cómo vincular las políticas y los espacios institucionales de una manera eficiente a fin de traccionar sinergias virtuosas? Este interrogante, que atraviesa el propósito de esta investigación, se vincula a dos dimensiones de la heterogeneidad anteriormente planteada. Por un lado, las culturas institucionales y las formas de organización al interior de las universidades, pensando especialmente espacios dedicados a promover articulaciones y diálogos (Sutz, 1994). Por otro lado, la forma de organizar el trabajo en las universidades y las dedicaciones.
Al momento de pensar y problematizar las formas de “imaginar” institucionalidades que traccionen espacios de articulación, los aportes de la educación técnica son centrales. En diálogo con organismos vinculados a dicha modalidad, como el INET, se recuperó la idea de la importancia de contar con espacios institucionalizados de encuentro tripartito. Si bien las universidades establecen diálogos con otros actores, la idea de “juntar” en un “espacio de representación formalizado”, tal como planteó un referente de la temática, constituye un elemento de gran importancia para el impulso de las articulaciones.
Ahora bien, las lecturas sobre la universidad de los/as funcionarios/as entrevistados/as están muy vinculadas con el sistema de ciencia y técnica, justamente porque las universidades son los espacios de trabajo cotidianos para aquellos que forman parte de dicho sistema. Allí, se abre una agenda de discusión más amplia que abordaremos en futuras publicaciones. Sin embargo, nos interesa recuperar dos nudos de la agenda de ciencia y técnica que impactan en las formas y condiciones de trabajo en las universidades: los instrumentos como políticas de gestión pública y las maneras de hacer investigación y sus formas de evaluación.
IV. Reflexiones finales
Este artículo es el primer producto de una investigación en curso orientada a estudiar las políticas institucionales, las articulaciones y los discursos que se configuran y despliegan desde las universidades nacionales de gestión estatal. En términos generales, nos preocupan los aportes de la universidad pública en la discusión sobre la formación en un mundo del trabajo que se caracteriza por su segmentación desigual y heterogeneidad estructural.
Para ello, analizamos las narrativas de funcionarios del MINCyT y otros organismos del Estado nacional durante el período 2019-2023 para concentrarnos en las dimensiones de las relaciones entre universidad y mundo del trabajo. Abordamos, primero, los vínculos entre conocimiento y desarrollo y, segundo, las lecturas sobre el sistema de educación superior universitaria.
Por un lado, planteamos que, si bien los debates sobre el modelo de desarrollo no son nuevos, se hizo presente durante el período estudiado un conjunto de ideas fuerza en donde se apelaba a la noción de articulaciones como objetivo transversal del sector de ciencia y técnica. En ese planteo, la universidad ocupaba, en términos narrativos, un lugar central en tanto actor capaz de procesar y traccionar demandas. Las concepciones de desarrollo con prospectiva y de universidad como un sector heterogéneo (y desigual en su interior) se vinculaban entre sí en un proyecto de transformación productiva.
Por otro lado, nos adentramos, específicamente, en la relación entre universidad y trabajo. Allí, prestamos atención a las formas de nombrar la relación entre formación y necesidades del mercado de trabajo. Las lecturas sobre la curricularización de las demandas y la sumisión directa abrieron un espacio interesante para reflexionar sobre las formas de articulación de la universidad con el mundo laboral.
Por último, nos interesa resaltar cómo en las distintas entrevistas surgía la preocupación por pensar la producción de sinergias positivas entre universidad, ciencia y desarrollo. Más allá de los resultados, alcances y contradicciones de las políticas en un sistema con profundas desarticulaciones, esto abre un conjunto de reflexiones a profundizar en próximos textos para comprender la complejidad de aquello que se nombra como articulaciones y vinculaciones entre el sistema de educación superior universitaria y el mundo del trabajo.
NOTAS
[1] El 15 de diciembre de 2023, vía decreto 45/2023, se modifica la estructura organizativa del Ministerio y se desjerarquiza con su transformación en Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología.
[2] En informes anteriores hemos analizado distintas posiciones sobre la relación entre universidad y trabajo. El análisis específico sobre el Plan Maestro (2017) nos permitió comprender un conjunto de críticas vinculadas a la idea de “desconexión” del sistema universitario. A saber: “En relación al sistema universitario (capítulo V), se plantea la necesidad de ‘mejorar la calidad de la educación superior universitaria’, ‘fortalecer la pertinencia de la educación superior’ y ‘generar un sistema integrado de Educación Técnica Profesional’. La idea de pertinencia adquiere sentido a partir de un diagnóstico centrado en la falta de una planificación ‘integral’ del sistema universitario, lo que contribuye a la consolidación de las inequidades” (González, 2023: 4).
Referencias bibliográficas
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