Con numerosa presencia de estudiantes, docentes y autoridades, se realizó en La Plata, el jueves 10 de mayo, el segundo foro debate “Hacia el Encuentro Latinoamericano contra el Neoliberalismo por una Universidad Democrática y Popular”. Se trata de un espacio multisectorial que ya lanzó un primer documento para la discusión y busca articular una alternativa a las reformas neoliberales que se llevan (o se buscan llevar) adelante en toda América Latina, en sintonía con el giro conservador producido en la región. Esa alternativa buscará materializarse en un a primera reunión de carácter continental el próximo 10 de junio en Córdoba, un día antes de que comience, a cien años de la Reforma Universitaria, la tercera Conferencia Regional de Educación Superior (CRES).
Tras presentar la solidaridad de diferentes actores (desde Fernando Tauber, presidente de la UNLP, hasta el Consejo Deliberante de Ensenada, pasando por Roberto Baradel, secretario general de SUTEBA), abrió el encuentro Octavio “Tato” Miloni, secretario general de la Asociación de Docentes de la Universidad de La Plata (ADULP). Miloni destacó que este segundo foro se realizó en medio de un paro de 48 horas de los docentes universitarios en respuesta a una irrisoria propuesta de aumento salarial realizada por el Ministerio de Educación. “Ese marco, que no es menor, la Reforma puede entenderse de manera superadora. Una reflexión del pasado de esa gesta estudiantil no está mal en sí misma. Pero muchas de las organizaciones entendemos en clave dinámica ese hito cuando planteamos que fue enriquecido por diferentes hitos que la resignificaron, como la gratuidad de 1949 o la ampliación del sistema universitario durante los últimos años”.
Como había ocurrido en el primer foro, realizado una semana antes en Buenos Aires, fue Yamile Socolovsky, directora del IEC-CONADU, quien repasó los motivos de la convocatoria. Entre otros aspectos, señaló la importancia que tuvo la Declaración Final de la última CRES, realizada en Cartagena de Indias en 2008, donde se estableció que la educación superior es “un bien público y social, un derecho humano universal y un deber del Estado” a la hora de profundizar un proceso de democratización de la universidad que ya había comenzado en el continente: “fue para nosotros muy importante porque estaba sintetizando un sentido político que estaba desplegándose y que, al año siguiente, en la Conferencia Mundial sobre Educación Superior, América Latina discutió con el mundo. La Declaración nos permitió aferrarnos a ella y hacer política”.
Sobre la próxima CRES, Socolovsky anticipó que es posible que, “por una cuestión de corrección política”, la perspectiva del derecho se mantenga en la Declaración de Córdoba, pero que, aunque así sea, “es importante instalar el debate sobre el proyecto de universidad que sostenemos”, distinto al del que pregonan las oligarquías latinoamericanas en el poder.
LA CRES Y LA UNIVERSIDAD NEOLIBERAL
“El Gobierno va a usar la CRES para legitimar sus políticas –denunció Graciela Morgade, decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA–. Miremos con mucho cuidado lo que allí va a pasar y preparemos nuestro discurso para un escenario que va a ser de legitimación de las políticas de Cambiemos”.
Claudia Bracchi, investigadora y docente, quien fue Directora Provincial de Educación Secundaria, recordó la presentación en 2017 del Plan Maestro, un documento que delineaba algunas de las políticas del macrismo para la educación que nunca llegó a convertirse en proyecto de ley. Sin embargo –denunció–, “las políticas del Plan Maestro, aunque no como plan, ya se están llevando a cabo”. En ese sentido, opinó que “hay que dar la discusión en cada uno de los lugares”, ya que el Gobierno “instala un discurso que pega muy bien en el sentido común: el de la meritocracia”.
Morgade detalló algunos puntos de la política implementada por el macrismo hacia el sector, política que empezó –recordó– con el “ataque a las universidades” a través de declaraciones de ministros y del propio Presidente, la suspensión de toda modalidad de articulación entre las casas de estudio y las políticas estatales (que se daba a través de convenios y contratos), el tendido de un manto de sospecha de corrupción sobre el sistema. “La nueva forma de ajuste no es plasmarlo en el Presupuesto sino subejecutar las partidas. Recién ahora están llegando partidas del año pasado”.
Marcos (MPE-FUNaP, Facultad de Ciencias Exactas) recordó que la nueva ola de reformas neoliberales se dieron con mucha fuerza en otros países sudamericanos, como Perú, Paraguay, Brasil y Chile. “Hacia esos modelos nos quieren llevar”, señaló, y convocó a articular con otros sectores sociales para resistirlo. En el mismo sentido había apuntado Yamile Socolovsky al comienzo: aunque se mantuviera la idea de la universidad como derecho en la próxima CRES, en la práctica se verifica el intento de “construcción de un mercado de educación superior en la Argentina, donde todavía no se había desarrollado”.
Otro Marcos (del Movimiento Liberación, Facultad de Ciencias Naturales) advirtió sobre cómo está afectando el ajuste combinado con el deterioro de las condiciones sociales generales y la falta de asistencia en becas y boleto estudiantil. “Esos compañeros que llegaron con el Progresar y otros planes hoy se están yendo de la universidad”, afirmó. La misma perspectiva sostuvo José (La Cámpora, Facultad de Bellas Artes): “Hoy, como centro de estudiantes no damos abasto para contenerlos: tenemos más de 1200 compañeros pidiendo becas”.
En esa coyuntura, varios –como Miloni– propusieron una reivindicación dinámica de la Reforma Universitaria de 1918, en cuanto al considerarla el punto de partida de una progresiva democratización de la universidad. Carlos De Feo, secretario general de CONADU, además, destacó su carácter continental, al señalar que fue uno de los tres grandes momentos de unidad latinoamericana. “Los otros fueron la época de la Independencia y la de los gobiernos populares y democráticos del siglo XXI”.
UN “CATÁLOGO DE DESAFÍOS»
Como ocurrió en el primer encuentro, la crítica a las políticas económicas, sociales y educativas del gobierno se combinó con una reposición del proyecto de una universidad en proceso de democratización creciente, distinta a la que propone el modelo neoliberal,
Martín Legarralde, docente e investigador de la Facultad de Humanidades, afirmó que “el derecho a la universidad es el derecho a la producción de conocimiento más allá de las expectativas de ganancia”. Diego Hurtado sostuvo que “todavía no tenemos mucha conciencia de todo lo que logramos y del capital simbólico que tenemos. Lo que ocurrió en ciencia, tecnología y universidad es lo mejor que le pasó a la Argentina desde 1810”, apuntó, y ejemplificó con la producción pública de medicamentos, el sector nuclear y la política satelital. “Nosotros sabemos cómo desarrollarnos, aunque hoy las circunstancias sean mucho más complejas”.
Tras rechazar la idea de “responsabilidad social” (“responsabilidad social tienen las empresas”, dijo), Carlos De Feo convocó a una universidad con “compromiso político”. Esto, aclaró, no implica un compromiso partidario, pero sí intervenir en el debate público: “Esa es la obligación que tenemos que honrar con la autonomía”. Retomando esa idea, Pato de Urraza (profesor de Ciencias Exactas, primer y ex director de la Agencia Nacional de Laboratorios de Producción Publica de Medicamentos) afirmó: “Los universitarios no tenemos que olvidarnos que hay hambre. Si no actuamos con responsabilidad política vamos a volver a 2001-2002. Nos falta tener anticipación política”. Por otro lado, señaló que “llamémosla como la llamemos, la Extensión universitaria es una herramienta muy potente. Nos ponen a discutir estrategia política. Si vamos atrás de ellos, perdemos anticipación. Para eso hay que ir al territorio: ser universitario en el territorio”.
Gisela Cernadas (presidenta de la FULP), entre otros puntos, recordó la experiencia de las reformas promercado de los años 90, que incluyó cambios en los planes de estudio, y llamó a “pensar cómo se nos forma”, qué tipo de profesionales debe definir la universidad pública. Juani (Megafón) opinó que el movimiento estudiantil debe ir a Córdoba dispuesto a discutir con la Franja Morada, que, aclaró, no solo apoya al Gobierno sino que “es el macrismo”. Al respecto, citó el caso de Josefina Mendoza, la dirigente de esa agrupación radical que fue electa diputada por la alianza Cambiemos.
Lucas (Agrupación Rodolfo Walsh) dijo que el desafío es “construir herramientas que contribuyan a la producción de conocimiento para enfrentar este ajuste”. Esto se tiene que dar en un contexto de unidad que tenga proyecto político”. También Tito (MUI) convocó a “ponernos a laburar, debatir y organizarnos para ir a Córdoba”. En esa convocatoria, señaló, hay que “comportase como una comunidad, más allá de la forma de los claustros” e incorporar “a otros sectores que también son parte de ese universo agredido por las políticas neoliberales, abrir más nuestros espacios”.
Además de llamar la atención sobre las responsabilidades que tienen quienes conducen las instituciones para también fomentar las transformaciones al interior del sistema, Morgade, decana de Filosofía y Letras, señaló que de las 57 universidades públicas solo hay seis rectoras. En ese sentido, rescató el potencial disruptivo que demostraron los feminismos en los últimos años. “Hoy son una de las formas de la insurgencia en la universidad. Hay que despatriarcalizar el conocimiento, terminar con el androcentrismo científico”.
Para todos los participantes, la CRES constituye un espacio fundamental para dar ese debate, al que –en términos generales– todos coincidieron que hay que llegar con un alto grado de consolidación en el discurso y con un amplio espacio de unidad. “ Estos foros están haciendo un catálogo de desafíos de la universidad que queremos. En junio tenemos que tener ese catálogo de cosas “, resumió Ana Barletta (que acaba de culminar su mandato como vicepresidenta de la UNLP), e incluyó en él a la gratuidad, un lugar equitativo para la mujer, condiciones de vida interna que eliminen todo tipo de violencia, la profundización de la extensión y la estabilidad docente.